Desde hace ya varios años se viene hablando del aumento generalizado de la desertificación. Una amenaza que cada vez está más cerca de convertirse en realidad. Así lo corroboran los últimos datos apuntados por la Agencia Europea de Medio Ambiente, que reflejan que la península ibérica será la más afectada por las olas de calor y las sequías más intensas y frecuentes con las que no se garantizará la cantidad suficiente de agua.
La situación
Los modelos climáticos reflejan que habrá zonas peninsulares que vivirán bajo estrés hídrico severo, lo que implica que España se está secando, avanzando la desertización. Este proceso está relacionado con el cambio climático, pero también con otras causas como la sobreexplotación de acuíferos y el crecimiento insostenible del regadío.
Otros factores que también están influyendo son la intensificación de los períodos de sequía extrema, que se están produciendo, precisamente, por las consecuencias del cambio climático.
A estas causas se suman las apuntadas por varios estudios de científicos, que apuntan a una reducción de las precipitaciones, sobre todo, en las cuencas atlánticas, así como en la del Guadalquivir y el sur peninsular, unido a un incremento constante y continuado de temperaturas de hasta dos grados más para el año 2040.
Pero estas no son las únicas zonas. Los datos del Ministerio de Medio Ambiente apuntan a que entre el 75% y el 80% de España está en riesgo de convertirse en desierto en este siglo. Además, una tercera parte del territorio español ya registra una tasa de desertificación muy alta. Es un fenómeno que no solo se está produciendo en la mitad sur del país, sino que también se va abriendo camino hacia la zona norte.
Desde el Ministerio se prevé un escenario futuro en el que el total de zonas áridas –semiáridas y subhúmedas secas en España-, se calcula que llegará a los 37,4 millones de hectáreas de los 50,5 millones del total del territorio.
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