Uno de los mayores retos de la agricultura es ser eficiente sin contaminar y sin contribuir al cambio climático, es decir, reduciendo en lo posible la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). En Europa, durante los próximos años, se va a desarrollar un plan que tiene como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector agrícola y, al mismo tiempo, lograr la adaptación al cambio climático.
Además, se trata de potenciar la rentabilidad económica y social de las explotaciones agrícolas mediante prácticas agrarias sostenibles que reduzcan la huella de carbono. El objetivo final es mejorar la seguridad alimentaria y conservar el medio ambiente. Es el proyecto AgriClimateChange, impulsado por la Fundación Global Nature, que tiene como objetivo luchar contra el cambio climático desde la agricultura.
La relación entre agricultura, medio ambiente y cambio climático es clara. En este sentido, la Comisión Europea ha pedido a los Estados miembros que suspendan durante dos años el uso de algunos plaguicidas en cultivos como el girasol, la colza, el maíz o el algodón, ya que la principal causa de la disminución de las poblaciones de abejas. No será la única medida por parte de la Comisión.
Se han puesto en marcha acciones en más de 25 explotaciones de cítricos, olivos, plátanos y tomates en invernaderos de Valencia y Canarias y se ha demostrado que es posible reducir entre un 10 y un 20% el consumo energético y las emisiones de gases de efecto invernadero. Son medidas sencillas que cualquier propietario puede implementar y que benefician tanto al medio ambiente como al negocio.
Comercio local
Una explotación de cítricos de la Casella, en una finca ubicada en la localidad de Alcira (Valencia), es gestionada por un agricultor e investigador un experto en citricultura ecológica y cubiertas verdes. En esta explotación se han desarrollado durante las últimas dos décadas medidas agronómicas para reducir el consumo de energía.
Las medidas agronómicas aplicadas para reducir la energía y las emisiones de gases de efecto invernadero son la reducción de herbicidas y pesticidas, la implementación de cubiertas verdes, la gestión del suelo y, también, una estrategia comercial para vender los productos en el ámbito local.