Europa pierde suelo natural. Crecen las núcleos urbanos y las carreteras y la superficie dedicada al campo, a los bosques, disminuye. Consecuencias de la civilización. Así se desprende de un reciente informe de la Comisión Europea sobre el asunto. Europa pierde cada año un 3% de campo.
La situación tiene más importancia de la que parece a simple vista, ya que la materia orgánica de los suelos no urbanizados es esencial para el ciclo del carbono. Este suelo tiene un alto contenido en carbono (el doble que la atmósfera) y, por tanto, desempeña un papel determinante en la conservación del medio ambiente.
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