Hasta dos tercios de las plantas comunes y la mitad de los animales podrían sufrir una disminución dramática a causa del cambio climático. Así se desprende de un estudio elaborado por la Universidad de East Anglia (UEA), Norwich, Norfolk (Reino Unido), publicado en la revista Nature Climate Change.
El trabajo ha analizado a 50.000 especies de las más extensas y comunes en todo el mundo. De ellas, dos tercios de las plantas y la mitad de los animales van a perder más de la mitad de su hábitat climático para el año 2080 si el calentamiento global continúa la ritmo actual. Las pocas medidas que se están tomando no están siendo efectivas, así que muy probablemente es lo que ocurrirá.
Los animales que se encuentran en mayor riesgo de sufrir por la pérdida de hábitat son reptiles y anfibios. En cuanto a las regiones, el África subsahariana, América Central, la Amazonía y Australia son las que más perderán animales, llegando a desaparecer o quedar en estado crítico la mayoría de especies de plantas y animales. Otras zonas, como el Norte de África, Asia Central y Europa del Este perderán una gran parte de su biodiversidad.
Hay esperanza. Esto es sólo un escenario hipotético. Pero para evitar la catástrofe hay que tratar de mitigar el cambio climático sin más demora, lo que podría reducir las pérdidas hasta en un 60%. Además, frenando las consecuencias del calentamiento global significa dar más tiempo a los seres vivos para que se adapten a él. Muchas especies no son capaces de adaptarse a la velocidad actual. Un escenario con un aumento de la temperatura media de 2 ºC respecto a la época preindustrial, podría ser aceptable para muchas especies.
Los ecosistemas, alterados gravemente
Se han elaborado numerosos trabajos científicos con el objetivo de conocer los efectos del efecto de cambio climático sobre especies raras o en peligro de extinción, como ranas, anfibios o animales que viven en el hielo, como el oso polar, pero no se conocía cómo el calentamiento global está afectando a las especies más comunes. Su importancia radica en que incluso pequeñas reducciones en estas especies pueden alterar los ecosistemas gravemente.