El cambio climático expone a los pingüinos a nuevos parásitos


Andrés Barbosa Alcón es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid, investigador del CSIC y trabaja en el Museo Nacional de Ciencias Naturales como miembro del Departamento de Ecología Evolutiva. En la actualidad, investiga a organismos de ambientes extremos y los efectos del cambio climático.

Es el investigador principal del proyecto PINGUCLIM, que estudia qué efectos está teniendo el cambio climático sobre la interacción entre parásitos y animales en la Antártida, especialmente sobre los pingüinos. En la Antártida, Barbosa ha podido comprobar cómo el cambio climático y la presencia humana están transformando el paisaje.

La idea del proyecto PINGUCLIM es evaluar los efectos del cambio climático en la fisiología de tres especies de pingüinos antárticos: el pingüino barbijo, el pingüino de Adelia y el pingüino papúa. En especial, estudia la interacción entre los parásitos y patógenos y la respuesta inmune de los pingüinos.

Parte de su investigación es un análisis geográfico, recabando datos sobre la temperatura y los efectos de la actividad humana en distintas áreas de la península Antártica. Las diferencias encontradas permitirán realizar predicciones sobre los efectos del cambio climático.

La Antártida es uno de los lugares del planeta donde el cambio climático se está desarrollando de forma más acentuada y rápida. De ahí que se haya elegido para la investigación.

Aunque la investigación continúa en marcha, hay algunos resultados provisionales. Uno de ellos, ha sido que se ha comprobado que la población de pingüino barbijo ha disminuido en la zona de estudio en un 36 %, muy probablemente debido a efectos indirectos del cambio climático.

Además, la respuesta inmunitaria es mayor en las poblaciones situadas más al norte, lo que coincide con una mayor presencia de actividad humana y de parásitos. La presencia humana se relaciona con la presencia de daños genotóxicos provocados por los niveles de contaminación. Así, las visitas continuadas de personas a las pingüineras afectan a la presencia de contaminantes y a la fisiología de los pingüinos, incrementando su estrés crónico y actuando sobre su respuesta inmunitaria.

Las poblaciones de pingüino barbijo han disminuido. También ocurre con otra de las especies estudiadas, el pingüino de Adelia. La causa directa parece estar relacionada con una disminución del krill, que es la base de la alimentación de estas especies. El cambio climático está provocando que se forme menos hielo durante el invierno, hielo en el que habitan las algas de las que se alimenta el krill.

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