Aunque parezca increíble, hace millones de años la Antártida fue un paraíso tropical, y los últimos acontecimientos climatológicos indican que el cambio climático está devolviéndole aquel clima templado a golpe de deshielo. Pero, mientras palmeras y baobabs sustituyen el paisaje níveo, las todavía heladas costas antárticas son el nuevo hogar de animales y plantas que huyeron de los mares australianos en busca de aguas más frías.
En concreto, buena parte de la flora y fauna que habitaba los mares australianos hace cincuenta años ha emigrado a lugares más amables, es decir, en este caso huyeron del aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático y acabaron instalándose en el océano Antártico, según un estudio del centro de investigación australiano CSIRO.
En el estudio han participado 80 científicos durante tres años en los que se ha profundizado sobre las causas de la migración, como son la acidificación de las aguas y el debilitamiento o blanqueo de los corales por el aumento de la temperatura. De este modo, disminuye la biodiversidad y se producen migraciones, lo que a su vez modifica la cadena alimentaria marina.
Se da la circunstancia, siempre según el estudio, de que Australia es un lugar especialmente vulnerable al calentamiento global, y esta migración masiva de peces, algas y zooplancton miles de kilómetros al sur lo demuestra, concluyen. Aunque también es cierto que lo tenían fácil, pues el calentamiento global ayuda a tomar esta dirección al fortalecer las corrientes marinas en el este australiano.
Yendo todavía más lejos, las consecuencias podrían ser desastrosas también para los humanos y para la vida en el planeta en general, pues hemos de recordar que el plancton produce la mitad del oxígeno que respiramos, por lo que cambios drásticos pueden tener consecuencias imprevisibles, advierte Anthony Richardson, experto de CSIRO.
Equilibrio oceánico en peligro
Así, las políticas proteccionistas y los denodados esfuerzos de las asociaciones conservacionistas poco podrán hacer si se rompe el equilibrio oceánico: «Se producirán cambios incontrolables. Podemos variar nuestras prácticas pesqueras pero no podemos hacer nada con los microbios y el plancton», dijo Richardson.
Aunque no solamos reparar en ellos, el experto recuerda la importancia de estos microscópicos seres vivos, cuyo papel es capital para la biodiversidad marina y, por ende, para la misma productividad: «Los microbios producen una gran cantidad de nutrientes y reciclan gran parte de la polución que provocamos», concluyó.