Cómo calculan los científicos las condiciones climáticas del pasado


Cuando los científicos afirman que existe un cambio climático que está afectando al planeta no lo hacen a la ligera. Han analizado datos sobre temperaturas y nivel de precipitaciones en todas partes del mundo y en diversas épocas. ¿Pero cómo lo hacen? ¿Cómo recopilan todos esos datos?

Actualmente, los científicos cuentan con dispositivos que les facilitan el trabajo. También cuentan con programas informáticos que procesan la información mucho más rápido que el ser humano. La técnica ayuda a que el trabajo científico sea más rápido y más eficiente. Pero también se manejan datos recabados hace años, cuando no existían dispositivos tan sofisticados. En todo caso, hace siglos que se mide la temperatura de la superficie terrestre por medio de termómetros en las estaciones meteorológicas y desde los buques y boyas en el mar.
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Agroecología, hambre y decrecimiento


Desde 2003, más del 50% de la población mundial vive en ciudades. En Latinoamérica esa cifra llega hasta el 80%. Esta tendencia, que seguirá durante las próximas décadas, tendrá consecuencias muy negativas. Una de ellas, empeorada, además, por el cambio climático, es la sobreexplotación de los recursos hídricos. Otra, las 30.000 muertes al año por contaminación del aire. La humanidad huye a las ciudades y se desentiende de la naturaleza.

Un medio ambiente limpio es tan importante como una gestión sostenible de los recursos. Son conceptos relacionados, pero no son lo mismo. Antonio Gómez Sal, catedrático del Departamento de Ecología de la Universidad de Alcalá, ha hablado de estos temas en el Seminario Internacional «Agroecología, cambio climático y cooperación» celebrado en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Junto a él, otros expertos de América Latina y España confirman que los agrosistemas ecológicos poseen mayor capacidad para resistir, recuperarse y adaptarse al cambio climático.
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La sequía afecta a la agricultura del Reino Unido


La sequía en el Reino Unido está afectando a algunos agricultores del país. En los próximos días, se tendrán que enfrentar a decisiones cruciales, tanto para ellos, como para los consumidores. Una de las decisiones que se barajan es subir el precio de venta de sus productos, algo que repercutiría directamente en los precios de los alimentos de aquí al verano.

Más allá de unas libras de más por comprar unas fresas o unas manzanas, la situación demuestra que el cambio climático no es algo que sólo afecte a países lejanos, pobres y ya en situación de desertificación. Los efectos negativos del cambio climático se ven en la rica Europa, en un país húmedo y desarrollado como es el Reino Unido.
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Yuca en África contra el cambio climático


La yuca es un cultivo muy resistente. En algunas regiones se conoce como «el Rambo de los cultivos alimentarios» porque lo aguanta todo. La yuca, según los científicos, podría ser la mejor opción para los agricultores africanos que se encuentren amenazados por el cambio climático. De hecho, la yuca ya es la segunda fuente más importante de hidratos de carbono en países del África subsahariana, sólo después del maíz. Unos 500 millones de personas la comen cada día.

Además, esta raíz permite cultivos más productivos con temperaturas altas y es capaz de crecer en suelos áridos y con gran escasez de agua. La yuca es más resistente que la patata, el maíz, los frijoles, el plátano, el mijo o el sorgo. La yuca puede ser la solución ante el cambio climático en África.
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Residuos orgánicos para luchar contra la desertificación


España (como otros países mediterráneos) tiende a la desertificación. Se calcula que un tercio de la superficie de suelo situado en zonas semiáridas se convertirá en desierto en los países de la región. El aumento de los cultivos intensivos incrementa la ya excesiva presión sobre el suelo, provocando su degradación y la pérdida de calidad y fertilidad.

Por tanto, para luchar contra la desertificación hay que preservar la biodiversidad de los suelosç. Los científicos señalan que se necesita eliminar racionalmente los residuos orgánicos que generamos, mediante el reciclado de los mismos, fijando carbono en dichos suelos. Investigadores del CEBAS-CSIC, dirigidos por el científico Carlos García Izquierdo, han realizado estudios en los que se pone de manifiesto que la calidad y fertilidad de suelos degradados del sureste español pueden ser recuperados si se les incorpora soluciones basadas en residuos orgánicos de diverso origen (animal, agrícola o urbano).
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Agricultura climáticamente inteligente para países pobres


La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y la Comisión Europea han anunciado un nuevo proyecto de 5,3 millones de euros para ayudar a Malawi, Vietnam y Zambia en su transición hacia una agricultura climáticamente inteligente. La agricultura es un sector muy vulnerable a los efectos del cambio climático y las comunidades que viven de ella pueden perder sus medios de subsistencia y seguridad alimentaria si no actúan adecuadamente.

La «agricultura climáticamente inteligente» es un modelo que considera al sector agrícola como partte de la solución a los desafíos que presenta el cambio climático. Significa hacer cambios en los sistemas agrícolas para alcanzar algunos objetivos, como mejorar su contribución a la lucha contra el hambre y la pobreza, hacerlos más resistentes ante el cambio climático, reducir las emisiones e incrementar el potencial de la agricultura para capturar carbono.
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La agricultura debe ser el eje de la política de mitigación del cambio climático


A pesar de las olas de frío que se sufren (como la actual que asola Europa del este), el verdadero problema del cambio climático es otro, a más largo plazo: la agricultura, la ganadería o, en otras palabras, la alimentación de la humanidad.

El calentamiento global puede hacer peligrar muchas cosechas. El derretimiento del hielo polar y el aumento del nivel del mar pueden anegar zonas que se usan para cultivar alimentos. El aumento de las temperaturas puede acelerar el ritmo de la extinción de la fauna silvestre. El clima extremo, las tormentas, los tifones, las sequías, las inundaciones, pueden dejar sin alimento a comunidades enteras. En los países pobres eso significa poner en peligro miles de vidas.

En el clima, a nivel global, todo está relacionado. Pero no es lo mismo que en Europa ocurra una ola de frío o un calor extremo que no permite dormir a que en África o en Asia mueran millones de personas por pasar hambre. El cambio climático tiene efectos sobre la actividad esencial para la supervivencia de una especie: la alimentación. A lo que hay que sumar que la población humana superó la marca de los 7.000 millones a fines de 2011.

Pero también es un problema de distribución. En el mundo hay mil millones de personas que pasan hambre y más de trescientos millones que son obesos, que están sobrealimentados. El ser humano ha evolucionado y ha conseguido que la producción de alimentos sea un logro increíble. Sin embargo, de nada vale este esfuerzo en tecnología llevado a cabo durante siglos si no se complementa con un mejor reparto de los alimentos. Dicho de otra forma, hemos avanzado en ciencia, pero no en lo social.

Un grupo internacional de científicos ha reclamado a los gobiernos una lucha para garantizar que la agricultura se convierta en una parte esencial de la acción mundial contra el cambio climático. La agricultura mundial tiene que producir más alimentos para alimentar a una población creciente, señalan. Los riesgos potenciales para la agricultura son una razón más (la mayor razón) para reducir las emisiones de carbono.

La cebada se adapta al cambio climático


El recrudecimiento de los periodos de sequía es una de las principales consecuencias del cambio climático y una de los fenómenos que más afecta a los cultivos. Sin embargo, la bióloga de la Universidad del País vasco (UPV/EHU), Anabel Robredo, ha comprobado que, en el caso de la cebada, el propio cambio climático le ofrece mecanismos de resistencia ante la falta de agua.

La clave está en que otra de las consecuencias del cambio climático es que se está produciendo un aumento notable de la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, un gas que, proporciona a este tipo de cereal características con las que conseguiría paliar los efectos de la sequía.
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El cambio climático afectará al turismo de Finlandia


Un equipo de investigadores de Finlandia está estudiando la manera en la que el cambio climático influye en la naturaleza y en los distintos sectores dependientes de ella, como la agricultura, la silvicultura, la pesca y el turismo. Al estudio contribuyen cerca de cien expertos del Instituto de Medio Ambiente Finlandés, el Instituto Meteorológico Finlandés y las Universidades de Helsinki, Jyväskylä y Oulu. Sus predicciones apuntan a que el clima de Finlandia se calentará más durante la temporada de invierno que durante la estival.

Durante el verano los finlandeses experimentarán días más calurosos durante más tiempo. El invierno térmico, periodo determinado en función de la temperatura, será más corto. En su estudio, el equipo observó varias ciudades, como Helsinki y Lahti, así como centros turísticos como Kuusamo y Sotkamo.
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La revalorización de los vinos ingleses


Que los mejores vinos del mundo se elaboren en España, Francia, Chile, California, Sudáfrica, Argentina, no es ninguna coincidencia. Se debe, entre otros factores, al clima. Pero el cambio climático va a alterar estas condiciones. O, mejor dicho, las va a trasladar a otras latitudes.

En el norte de Europa, debido al calentamiento global, los inviernos son cada vez menos fríos y los veranos más calurosos. En otras palabras, se van a dar las condiciones meteorológicas perfectas para producir buenos caldos. Una de las primeras regiones en beneficiarse del fenómeno va a ser el sur de Inglaterra. Quizá, dentro de unos años, en vez de pedir un Borgoña o un Rioja, se cruzará (metafóricamente) el Canal de la Mancha para pedir «un Inglés».
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