España (como otros países mediterráneos) tiende a la desertificación. Se calcula que un tercio de la superficie de suelo situado en zonas semiáridas se convertirá en desierto en los países de la región. El aumento de los cultivos intensivos incrementa la ya excesiva presión sobre el suelo, provocando su degradación y la pérdida de calidad y fertilidad.
Por tanto, para luchar contra la desertificación hay que preservar la biodiversidad de los suelosç. Los científicos señalan que se necesita eliminar racionalmente los residuos orgánicos que generamos, mediante el reciclado de los mismos, fijando carbono en dichos suelos. Investigadores del CEBAS-CSIC, dirigidos por el científico Carlos García Izquierdo, han realizado estudios en los que se pone de manifiesto que la calidad y fertilidad de suelos degradados del sureste español pueden ser recuperados si se les incorpora soluciones basadas en residuos orgánicos de diverso origen (animal, agrícola o urbano).
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