Las plantas, para crecer, absorben dióxido de carbono. Bajo esta premisa, desde hace un tiempo se está desarrollando una técnica de cultivo en la que se acelera el crecimiento de la planta proporcionándole de manera artificial dióxido de carbono. De este modo, no sólo se puede conseguir tener verduras comestibles más grandes o en menos tiempo, sino que se retiene dióxido de carbono, responsable del cambio climático.
Hay que señalar que para que esta técnica sea efectiva, es esencial adecuar la cantidad de luz y de agua que recibe la planta a la cantidad de dióxido de carbono extra que se le aplica. Pero, bien gestionada, puede ser una forma de que el rendimiento del cultivo aumente, mientras se protege el medio ambiente. La técnica se conoce como fertilización carbónica.
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