El instinto de supervivencia es lo que marca el comportamiento de los animales. Si el hábitat donde viven se modifica, buscan otro que les convenga más para su modo de vida. Viajan, emigran. Buscan comida en otros parajes. Y también buscan una pareja con la que procrear. Y, si no la encuentran de su propia especie, el instinto les hace procrear con la de otra especie. El oso polar se está viendo obligado a desplazar su hábitat natural por el deshielo del Ártico y, en este viaje, se está encontrando con otra especie, el gran oso pardo americano, también llamado grizzly. Un cazador se encontró con la sorpresa de que, la pieza abatida, era un híbrido de las dos especies de oso: un oso polar blanco con manchas marrones.
Si la situación continuara así, el oso polar desplazándose y mezclándose con el gran oso pardo, el primero podría desaparecer como especie. Su hábitat se reduce año tras año y se encuentra en peligro de extinción, tanto porque el hielo del Ártico se está derritiendo a causa del cambio climático, como por la caza furtiva que se produce en Rusia.
No es la única especie que corre peligro de hibridación, de mezclarse con otra y desaparecer. Un trabajo del profesor Brendan Kelly, de la National Atmospheric Administration (NOAA) de Estados Unidos, señala veintidós mamíferos marinos en esta situación, de los que catorce figuran en la lista de especies en peligro de extinción, amenazadas o de especial preocupación. Así mismo, esta organización ha pedido un programa internacional para conocer a fondo el problema y para que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) actúe al respecto.
Los osos polares y algunas de sus presas, como las focas, están preparados para vivir en las condiciones extremas del Ártico. Allí se alimentan, descansan y se reproducen. Estas dos especies sirven como indicadores clave de los efectos del cambio climático sobre el medio ambiente del Ártico. Algunos estudios han demostrado que el espesor de la capa de hielo ha disminuido en un 40% durante los últimos 30 años y la extensión de hielo en la región polar también disminuye cada año.
También se han dado casos de hibridación en ballenas (una ballena beluga y un narval; una ballena boreal y una ballena franca) o entre marsales y focas. Algunos científicos predicen que no habrá hielo en el Ártico a finales de este siglo, lo que obligará a los osos polares a invadir el hábitat de los osos pardos. El apareamiento entre ambas especies será entonces inevitable y mucho más frecuente. Exactamente lo mismo le puede ocurrir a la ballena del Pacífico norte. Esto puede propiciar la extinción del oso polar y de la ballena del Pacífico norte. Los bloques de hielo son una barrera física que está desapareciendo.
Aún se está a tiempo de detener este fenómeno, siempre que se detenga el cambio climático y se eviten vertidos en el Ártico.