Famoso petrolero dice que el cambio climático no debe preocuparnos porque la ingeniería lo solucionará todo


No es noticia que un conocido petrolero, ni siquiera el más famoso, Rex Tillerson, intente quitarle hierro a las consecuencias del cambio climático o incluso que lo niegue. Estas son cosas que todos esperamos. Pero en esta ocasión sus declaraciones han sorprendido pues, si bien lo reconoció y hasta admitió que lo causan los combustibles fósiles, cosa insólita, también se atrevió a afirmar que la humanidad se adaptará a las transformaciones o, en todo caso, la ingeniería solucionará el problema.

De sus tranquilizadoras palabras se deduce, pues, que no le quitan el sueño las ingentes emisiones de dióxido de carbono que provoca su empresa, la MobbilExxon, la destrucción de hábitats que provoca el aumento de temperaturas o el deshielo del Ártico que, muy al contrario, le viene genial para poder perforar allí.

El careto de preocupación de este petrolero montado en el dólar, y pronto también en el rublo por sus perforaciones siberianas, nada tiene que ver con las terribles consecuencias que la ciencia pronostica sobre el cambio climático. En absoluto hay que preocuparse de que el clima enloquezca a pasos agigantados (más inundaciones, nevadas interminables, precipitaciones catastróficas, sequías extremas…) ni mucho menos de que aumenten los refugiados de forma exponencial en todo el mundo. Nada hay que temer tampoco si se dispara la inseguridad (aumentan los conflicos locales e internacionales) o el hambre en el mundo aumenta al mismo ritmo que la inseguridad alimentaria. Todo esto le resbala. Y no, no es porque no tenga escrúpulos, sino porque, sencillamente, no hay motivo de preocupación.

Adaptación obligada

En un discurso pronunciado ayer, el director ejecutivo de ExxonMobil, ante el Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, dijo que los temores al cambio climático, a las perforaciones de los pozos petroleros y a la dependencia energética son exagerados. Sí, el calentamiento global está aumentando la temperatura del planeta, pero la capacidad de adaptación del ser humano es la mejor arma para afrontar esta situación. La ingeniería sabrá mitigar los riesgos de la extracción y uso del crudo y, por su parte, la gente también sabrá adaptarse al aumento del nivel del mar y a cambios del clima que obligue a otro tipo de agricultura. «Claramente va a haber un impacto«, pero dudó de la ciencia, en especial de la fiabilidad de los modelos climáticos para pronosticarlo. «Hemos pasado toda nuestra existencia adaptándonos. Nos adaptaremos», subrayó. «Es un problema de ingeniería y habrá una solución de ingeniería», concluyó.

Por lo tanto, las preocupaciones que deben ocupar nuestra mente son el día a día como, por ejemplo, se me ocurre, la marcha de nuestros negocios. La ingeniería vendrá a salvarnos a todos. Fuera obsesiones, todos tranquilos… ¡Vaya peso me ha quitado usted de encima, señor Tillerson! Así que esa era la fórmula: Que cada uno se siga ocupando de lo suyo, que usted hará lo propio y proveerá petróleo para que el mundo siga rodando como hasta ahora. Que si cambia algo ya nos adaptaremos al más puro estilo darwiniano, ya me entiende: adaptarse o morir.

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