No son pocos los expertos, las empresas o los ciudadanos particulares que prefieren apostar por la eficiencia energética para ahorrar energía y contribuir a frenar el cambio climático. Es más barato y más fácil de llevar a cabo. No es necesario realizar grandes proyectos de energías renovables. Cada persona, en el ámbito personal, puede contribuir a ello.
Por ello, quizá las administraciones públicas deberían plantearse la posibilidad de impulsar iniciativas que tengan el objetivo de aumentar la eficiencia energética. Es cierto que muchas ya lo hacen. En ese caso, deberían mejorar sus políticas y dar aún más subvenciones y ayudas. Se ayudaría a combatir el cambio climático y a reducir los costes por la factura eléctrica. En una palabra, el mundo sería más sostenible sin espectaculares proyectos de ingeniería o grandes infraestructuras.
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