Que el cambio climático podría acabar estropeando la calidad del vino no es una novedad, del mismo modo que ayuda a crear cosechas inolvidables de forma puntual. Ahora, además, un nuevo estudio concluye que la precocidad de la vendimia dará mejores caldos.
Más a largo plazo, la cosa podría cambiar. Conforme el cambio climático avance, quizá una uva nacida en los laboratorios, resistente a los embates del cambio climático y, sobre todo, al calentamiento global, podría acabar siendo la única opción para ese vino del futuro. Al menos, si queremos que siga cultivándose con éxito en regiones vitícolas tradicionales, ya sean españolas, galas o italianas, pongamos por caso.
Un vino de mejor calidad
Al margen de lo que nos depare el futuro a medio y largo plazo, actualmente el cambio climático está premiando a los viticultores, no tanto con cosechas únicas, tal y como ocurre de vez en cuando, sino de un modo más previsible.
Según un reciente estudio conducido por la NASA y la Universidad de Harvard, en los Estados Unidos, el adelanto de las vendimias que está trayendo el también adelanto del tiempo primaveral.
Se trata de un fenómeno que se viene observando en las últimas décadas. Por un lado, el estudio atribuye el adelanto de la vendimia al cambio climático y, por otro, considera que este fenómeno tendrá un impacto en el vino que lo hará de mayor calidad.
En concreto, el estudio sugiere que los mejores vinos se consiguen cuando la primavera es más lluviosa que normalmente y los veranos son especialmente secos al final de la estación. Gracias a ello se consigue más calor y humedad a la viña para crecer, mientras las condiciones más secas después fomentan la producción de una excelente uva, explican los autores del trabajo.
Igualmente, se puntualiza que la calidad del vino depende de otros factores, como las buenas prácticas de los viticultores. Sin embargo, los factores climáticos locales son menos determinantes que los parámetros a gran escala, concluye también el estudio. Se trata, sin embargo, de un regalo envenenado. Conforme el cambio climático se intensifique la situación dejará de ser propicia para estas regiones vitícolas, advierte la ciencia. Por lo pronto, habrá un mejor vino estos años, pero será en una suerte de metáfora de un triste canto del cisne.