En muchas ocasiones (o siempre), el respeto por el medio ambiente, en general, y la mitigación del cambio climático, en particular, beneficia también a la economía. Cuidar el planeta es un buen negocio. Y de ello se han dado cuenta los avispados expertos financieros, los que deciden en qué empresas y sectores invertir y cuándo hacerlo, los que puntúan la seguridad financiera de un país y pueden hacer que su economía se vaya al traste con un informe.
Luchar contra el cambio climático es un buen negocio, pero, por otra parte, las fenómenos extremos del clima no lo son. Así que están surgiendo empresas, asesores financieros que estudian el asunto e, incluso, asesoran en la compra a futuro dependiendo de los cambios climatológicos. Los tiburones hacen negocio hasta con el mayor problema al que se enfrenta la humanidad en la actualidad.