El aumento de un par de grados por el cambio climático parece insignificante, pero para muchas especies, como los pingüinos, este calentamiento supone graves problemas de supervivencia. Para estas aves marinas, en concreto, el deshielo de los polos ha supuesto la pérdida de más de un tercio de su población tan sólo en las últimas dos décadas.
Un mayor nivel del mar y el deshielo de los polos está volviendo loco el hábitat antártico, el hogar de los pingüinos de Adelia y emperador, las dos especies de pingüinos que viven en esta región polar. Y si sus poblaciones están cayendo en picado por culpa del calentamiento global, no sólo es porque la falta de hielo destruya el hábitat de reproducción o atraiga a depredadores, como los petreles marinos, sino sobre todo porque también hace desaparecer su manduca.
Así, además de adelantarse le época del deshielo y de fundirse grandes trozos de hielo, también mengua la fauna marina que garantiza su supervivencia, especialmente el krill, su principal fuente de alimento. Resultado: muchas de sus poblaciones han mermado más de un tercio en los últimos 20 años, tanto en una como en otra especie.
Según muestra una investigación publicada en la revista Global Change Biology, las poblaciones de pingüinos emperador han disminuido un 36 por ciento durante el periodo, coincidiendo con estimaciones similares realizadas en investigaciones anteriores centradas en la especie Adelaida. Igualmente, la enorme caída de los pingüinos emperador se detectó ya en los años noventa, si bien ahora se confirma de forma alarmante.
¿Soluciones? La raíz del problema, obviamente, son los gases de efecto invernadero que emitimos los humanos, responsables del calentamiento global. Por lo tanto, la solución pasaría por un menor uso de energías sucias, es decir, de combustibles fósiles. Contaminar menos, emitir menos dióxido de carbono sería la manera de preservar este hábitat, y de paso el planeta entero, que también le hace buena falta.