Los pronósticos sobre las consecuencias del cambio climático rara vez son halagüeñas. Muy al contrario, suelen resultar dramáticas y esta vez no es una excepción. En este caso no se trata de amenaza de la consabida seguridad alimentaria, que también será uno de sus peores efectos, sino de cambios en las dietas con consecuencias fatales.
La voz de alarma la ha dado un nuevo estudio, cuyas conclusiones no dejan de ser lógicas, pero resultan abrumadoras no solo porque las apoya la ciencia, sino por aportar cifras concretas sobre su devastador efecto incluso cuando los cambios en las dietas sean mínimos.
Dos escenarios, la cara y la cruz
Investigadores británicos han profundizado en la menor disponibilidad de alimentos, que estiman en un 3,2 por ciento por persona, es decir, lo equivalente a unas 99 kilocalorías por día. A su vez, se espera una disminución de la ingesta de frutas y vegetales en alrededor de 14,9 gramos por día (un 4 por ciento) y de carne roja en 0,5 gramos por día, un 0,7 por ciento.
Llevado a cabo por la Universidad de Oxford, en Reino Unido, y publicado en la revista The Lancet, el estudio ha concluido que el calentamiento global reducirá la productividad de los cultivos, incrementando la mortandad asociada a esta circunstancia.
Si se cumplen los pronósticos, sus efectos en la agricultura y la cadena alimentaria se traducirán en más de medio millón de muertes en adultos a mediados de siglo al «incrementarse la incidencia de enfermedades no contagiosas como cardiopatías, derrames o cánceres«, apunta Marco Springmann, líder del estudio.
Son estimaciones realizadas teniendo en cuenta el actual ritmo de avance del cambio climático, por lo que tomar medidas al respecto evitaría esta situación, apuntan los autores. En concreto, si se reducen las emisiones, otro de los escenarios barajados, la disponibilidad de los alimentos no se verá afectada. Muy al contrario, ésta será mucho mayor y con ello se prevendrían cerca de dos millones de muertes en 2050. La decisión es nuestra.