Los científicos siempre se han ayudado de la tecnología para elaborar sus estudios. Una tecnología más asequible y más barata permite progresar más rápidamente en las investigaciones que se llevan a cabo en la naturaleza. Las cámaras digitales son un buen ejemplo, cada vez más baratas y de mayor calidad.
Se usan cámaras de fotos para estudiar cómo están respondiendo los bosques al cambio climático. Por ejemplo, en un estudio realizado por Toshie Mizunuma, de la Universidad de Edimburgo, que ha monitorizado con cámaras digitales la propagación de enfermedades en los árboles realizando 38.000 fotografías con cámaras.
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