Para algunos, el cambio de hora supone una molestia. Ya sea cuando se entra en el otoño, ya sea cuando comienza la primavera, algunas personas sienten que se les cambia el biorritmo y no se recuperan hasta que transcurren varios días. Algunos países lo realizan y otros no. ¿Sirve de algo? Sobre todo, para ahorrar energía.
El horario de verano, que acabará en unos días en Europa, ha evitado la emisión a la atmósfera, según ha calculado la Asociación Española de Fabricantes de Iluminación (Anfalum), de un millón de toneladas de dióxido de carbono (CO2). Por tanto, la contribución a la lucha contra el cambio climático no es desdeñable.
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